Luego Samuel contó la versión que él conocía y entre otros cuatro alumnos contaron la versión en la que pasa el leñador y le abre la panza al lobo para rescatar a Caperucita y a la abuela.
Aquí transcribo la moraleja...
...Bien se ve aquí que los niñitos,
y sobre todo las niñitas,
hermosas, bien dispuestas y graciosas,
hacen muy mal prestando oídos a cualquiera.
Y no es extraño que el lobo se coma a tantas.
Digo el lobo, aunque no todos los lobos
son de la misma calaña:
los hay muy amables,
silenciosos, sin odio ni saña,
que, domesticados, complacientes y dulces,
siguen a las muchachas
hasta las casas, hasta los aposentos.
¿Y quién ignora que estos lobos zalameros
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